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El colonialismo es el sistema político y económico por el cual un Estado extranjero domina y explota una colonia.[1] Por lo general se utiliza la fuerza militar ante la que el país invadido no puede oponerse y el colonizador, invasor o conquistador impone el control militar, político, económico y social, normalmente mediante la designación de personas originarias del país conquistador. La colonización supone la usurpación y apropiación de la tierra, y con ella, de su riqueza y recursos; el sometimiento de la población, que puede considerarse esclava o sin los derechos de la metrópoli, la imposición de los intereses de la metrópoli sobre los del país colonizado en materias de cultura, religión, estrategia militar, estrategia económica, derechos civiles, políticos o sociales.
Entre 1870 y 1914 una oleada de innovaciones científicas y tecnológicas transformaron la economía y la sociedad europea por medio de la llamada Segunda Revolución Industrial. El ascenso de Francia, Alemania y Estados Unidos moderó la supremacía de Gran Bretaña como primera potencia económica mundial
Con esta nueva superioridad económica, técnica y militar, Europa se lanzó a la conquista de extensos territorios en todo el mundo.
El colonialismo también es la doctrina que legitima la dominación política y económica de un territorio o de una nación por el gobierno de un estado extranjero.
El colonialismo no debe confundirse con el neocolonialismo. Este último utiliza el control y la fuerza indirecta para influir, controlar o someter a un territorio como son el mercantilismo, el clientelismo político, la globalización empresarial, el imperialismo cultural y otros instrumentos para influir en un país, normalmente estableciendo una élite política y económica para controlar la población y apropiarse, como en el colonialismo tradicional, de los recursos del país.
El colonialismo tradicional ejerce un control directo mediante la fuerza militar, la ocupación del país, la imposición de gobernantes procedentes de la metrópolis invasora en el territorio sujeto a la dominación, y la instauración de políticas económicas, sociales y culturales al servicio del país colonizador.